Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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EL ELN debe dejar el secuestro, del 04 de agosto 1997, de Andrea Varela und Jesus Ortiz Nieves  
  

La información de este artículo se basa en las noticias conocidas al momento de la publicación.

El 20 de mayo de 1998 el matrimonio Mauss fue declarado juridicamente libre de todo cargo por la justicia colombiana.

Después de 18 meses de investigaciones realizadas por el Fiscal General de la Nación y el Procurador General- Fiscal entre otros, contra la criminalidad de autoridades - fue constatado judicialmente, que el matrimonio Mauss en ningún momento infrigió contra la leyes nacionales durante sus misiónes o sea su primera estancia desde 1984 en Colombia.

Según el veredicto fue ilegal la detención y los 9 meses de prisión preventiva a partir de noviembre del 1996, las cuales como se constató, se basaron en las intrigas de la empresa Control Risks y de las autoridades policiales colombianas - Gaula Medellín - . Ellos manipularon a detenidos, obligándolos hacer declaraciones falsas en contra del matrimonio Mauss.
Estas pruebas falsas fueron después rectificadas y declaradas ilegal.
Ver parte del veredicto [enlace]


Desde 1995 hasta la detención en 1996 el matrimonio Mauss llevaba a cabo una misión de paz con el consentimiento de la cancillería alemana.

Tal como lo confirmó el gobierno alemán en una declaración gubernamental a comienzos del 1997, que junto con una nota verbal (Nota No.: 022/97) del 25 de enero de 1997, fué entregada por medio del Embajador Alemán en Bogotá al gobierno colombiano, al Fiscal General de la Nación y al Fiscal General de Antioquia.

Ver en este contexto también el escrito del anterior Ministro del Estado de la Cancillería Federál, Sr. Bernd Schmidbauer, MdB, dirigido a un gobierno occidental del 22 de mayo 2001 [enlace]
así como:
la Carta de reconocimiento dirigida al Señor Werner Mauss del 22 de noviembre del 2005, escrita por el Presidente de Colombia, Ernesto Samper, quién ejercía en aquel entonces
. [enlace]

 

 

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lsabel Seidel, la inteligente y sensual agente alemana, se convirtió en uno de los mayores enigmas desde cuando fue detenida con su esposo Werner Mauss en Medellín. Ha ayudado a liberar rehenes en Líbano, ha participado en operaciones en Camboya y Tailandia y estuvo a punto de lograr el cese el fuego con el ELN
 
La siguiente historia fue conseguida en exclusiva por CAMBIO16 con base en los testimonios de personas que conocen de cerca a los Mauss, de compañeros de ellos en prisión y de fuentes periodísticas, políticas y familiares consultadas en Alemania e Italia. Todos pidieron reserva de identidad.
 
Desde el piso 14 de la torre de mármol en que ahora viven, Isabel Seidel y su esposo Werner Mauss miran cómo se despiertan las primeras luces de la noche bogotana. El lugar donde está ubicado el edificio es uno de los mayores secretos que hoy día guardan las autoridades de Colombia y de Alemania.

Faltan pocas semanas para que la justicia decida la situación jurídica definitiva de quienes hace ocho meses fueron presentados por la policía como una pareja de terroristas internacionales que negociaban secuestros en las selvas colombianas. De estar acusados por cargos que les hubieran significado 60 años de prisión, pasaron a gozar de libertad gracias a un recurso de hábeas corpus y después de que se cayeron como un castillo de naipes las graves acusaciones en su contra. De acuerdo con sus abogados, la pareja puede ser exonerada en menos de un mes.

Con ese epílogo concluiría para los Mauss la más dramática aventura que han vivido en los últimos 16 años como agentes civiles al servicio del Gobierno alemán. Ni la liberación de alemanes secuestrados por las tropas de Hussein cuando invadió Kuwait, ni las negociaciones con terroristas en Líbano, ni haber llevado a la cúpula del Eln a Alemania ni las innumerables operaciones en Tailandia y Camboya, habían terminado para los Mauss como terminó la liberación de una compatriota suya el 17 de noviembre de 1996 en el aeropuerto de Rionegro en Antioquia: con ocho meses de cárcel. Es más: 30 años de operaciones secretas, todas ellas ordenadas por el gobierno de su país, a Werner Mauss sólo le han dejado una huella, Se trata de la perdida de la falangeta del dedo corazón de la mano izquierda. Y la perdió en un torneo de equitación con obstáculo fijo.
 

LA SEÑORA ISABEL
 
Cuando fueron presentados ante la prensa esa mañana de domingo, algunos periodistas gritaban a los agentes que la custodiaban: «200.000 pesos si le quitan las gafas». lsabel Seidel lucía unas gafas de sol y en ese momento su identidad era una incógnita. La información de inteligencia del grupo antisecuestro que los capturó se limitaba a Werner Mauss.

Pero no sólo en ese momento la identidad era una incógnita. Lo sigue siendo ahora: sus nombres de pila fueron borrados de los registros oficiales por decisión del Gobierno alemán que en cada caso, y de acuerdo con la naturaleza de la operación, les concede un nombre distinto. Incluso cuando se casaron, el 11 de Julio de 1983, el Gobierno germano le dio a Mauss una identidad especial. Dos semanas después volvieron a casarse con el nombre Mauss. El testigo de su boda, lo que en Colombia llamamos «el padrino», fue nadie menos que Hermann Höcherl, el primer ministro del Interior que hubo en Alemania después de la guerra, bajo el Gobierno de Konrad Adenauer. A Colombia entraron con pasaportes a nombre de Jürgen e Isabel Seidel. Y ya aquí la embajada de Alemania los presentó como «el señor Norbert Schröeder y su señora esposa». Llevar consigo las dos identidades aumentó sus problemas ante la Fiscalía.

Isabel nació el 21 de marzo de 1961 en Cerdena, una paradisíaca isla en el oeste de Italia. Sin confirmar, hay quienes sostienen que su nombre real es Alida María Letitia.

A los nueve anos ya había leído completos a Salgari, Dickens y Mark Twain, clásicos de la literatura infantil. Cuando devoraba Sandokan y Los piratas de la Malasia quedaba sorprendida de cómo Salgari podía escribir sobre selvas y países que no había visitado nunca. Esa afición por la literatura la conserva en todas partes: le ha sido muy útil en las semanas enteras que ha pasado en la habitación de un hotel de mala muerte en Beirut donde, junto con su esposo, ha esperado una simple llamada de alguien que les va a dar una dirección, y en las tardes interminables de la cárcel El Buen Pastor de Medellín.

¿Cómo conoció a Mauss? En 1981, cuando tenía 20 anos, ella estudiaba Ciencia Política en su ciudad. El azar de su trabajo como agente secreto llevó allí al alemán. El ya llevaba 14 años al servicio del gobierno de su país en operaciones especiales. Entonces nació un romance que al poco tiempo se convirtió en una de las más apasionantes y enigmáticas sociedades de amor y aventura que se hayan visto en el siglo XX. «A veces, con solo mirarla, ella ya sabe qué tiene que hacer», se le ha escuchado decir a Mauss.

En una oportunidad, unos contactos del ELN llegaron al hotel en que se encontraban y les dijeron que no era aconsejable emprender el viaje que tenían planeado porque había muchos retenes del Ejército. Ella decidió que lo harían contra todo riesgo. Mauss le respetó la decisión. "Es que viajábamos con un sacerdote y aqui a la Iglesia la respetan todos: guerrilla, ejército y paramilitares".

El carácter de Isabel quedó reflejado en una carta que desde prisión le envió a la columnista Lucy Nieto de Samper quien dijo que Mauss era un «traficante internacional que tenía tramadas a las autoridades con supuestas misiones humanitarias». "Tengo más miedo - le respondió Isabel - del analfabetismo emocional de las personas cultas que del paramilitarismo y de la guerrilla porque por lo menos con ellos uno sabe a qué atenerse".

Los dos son muy celosos con su identidad. A mediados de 1995 estuvieron en las selvas colombianas donde se reunieron con los máximos jefes del Eln. Los acompañaban periodistas del semanario alemán Der Spiegel pero antes habían firmado un contrato: por cada foto que llegaran a publicar de ellos sin su autorización, el semanario tendría que pagarles una «multa» de 50 mil marcos (aproximadamente 30 millones de pesos). Como los periodistas también filmaron un vídeo para televisión y este fue transmitido con imágenes de ellos, algunos de sus allegados calculan que, sumada una imagen tras otra, pueden ser miles de «fotos» que podrían ser objeto de la multa.

Isabel, dicen quienes la han visto en la selva, se mueve como una liebre. No es para menos: es atleta profesional y en Cerdena ganó tres concursos de atletismo. Esa afición por el deporte la tiene desde niña. Algunas de sus amigas de infancia recuerdan que cuando en la escuela la dejaba el bus, corría detrás de él y llegaba a trote a estudiar.

La misión de 1995 en las selvas colombianas formaba parte de una de las operaciones más importantes que les había encomendado el Gobierno alemán en estrecha coordinación con el Gobierno colombiano: abrirle paso a un proceso de paz con el ELN. Fue así como los dos agentes lograron algo inverosímil: sacaron del país a Gabino y Antonio García, dos miembros de la cúpula del grupo guerrillero, y a otros 19 miembros del comando central, los llevaron a Alemania y en Bonn los sentaron frente a frente con el ministro de Estado Schmidbouer, mano derecha del canciller Helmuth Kohl. "Si quieren un proceso de paz tienen que empezar por liberar a los secuestrados alemanes y luego a todos los secuestrados", les dijo el ministro según una fuente alemana que relató pormenores de la reunión. La estadía en Europa debe ser un recuerdo imborrable para los guerrilleros colombianos. Los Mauss los llevaron a Munich, Viena, Londres, Roma y Moscú; los invitaron a la ópera y los pasearon por las ruinas del muro de Berlín.

Los acuerdos previos y secretos estaban dando fruto. Por eso, a mediados de julio de 1996, viajó a Alemania el ministro Horacio Serpa. La primera mesa de negociación entre el gobierno y la guerrilla se reuniría en diciembre de 1996 y el cese el fuego estaba previsto para comienzos de enero de este ano. Todo ello con el auspicio del Gobierno alemán y de la Iglesia católica de los dos países. Fue entonces cuando se produjo en Rionegro (Antioquia) el secuestro de la señora Brigitte Schoener, esposa de un ejecutivo alemán, y en la misión de liberarla cayeron los Mauss en la madrugada del domingo 17 de noviembre.

De acuerdo con fuentes allegadas al proceso, hay investigaciones avanzadas en el sentido de que la señora secuestrada fue «arrebatada» a los esposos Mauss y «entregada» minutos después, en el hotel Intercontinental de Medellín, a un representante de la firma británica de seguridad Control Risk que a su vez habría hecho efectivo en favor del esposo de la señora Schoener un seguro antisecuestro por la suma de seis millones de dólares.

El caso Mauss quedó desde entonces en la mira internacional. "Además de que la Control Risk pudo intrigar ante el grupo antisecuestro (Gaula) para la detención de los Mauss, en los expedientes reposan testimonios de los detenidos Mariano Humberto Zea y Victor Buitrago, procesados por perpetrar el secuestro, en el sentido de que las primeras declaraciones que dieron contra los Mauss fueron presionadas por el grupo Gaula. En otras palabras, que les ofrecieron dinero para que declararan contra los alemanes.

lsabel Seidel es menuda, de aproximadamente 1,70 de estatura, ojos verdes y piernas torneadas. "Parece un búho: mira profundamente, escucha con mucha atención y habla poco", dijo una de las reclusas que compartió con ella cautiverio en Medellín.

Habla y escribe a la perfección cuatro idiomas: italiano, español, inglés y alemán. Entiende bien el francés. En la cárcel dictaba clases de inglés, lavaba su ropa y aseaba los pisos. Se levantaba antes de las 5 de la mañana y trotaba alrededor del patio con algunas reclusas.

Desde el comienzo fue catalogada como prisionera de máxima seguridad. Dormía sola en un cuarto de 1,60 por 1,80 metros y al comienzo la iluminaban las guardianas tres veces en la noche. Sólo un día se le vio llorar: cuando supo que su esposo, recluido en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, podría estar sufriendo de la próstata. A la postre sólo resultó ser una infección urinaria.

En la cárcel del Buen Pastor compartió con mujeres sicarias, paramilitares, guerrilleras y mulas. Algunas de ellas eran lesbianas. «Siempre me respetaron», dijo después. Cuando la trasladaban a Itagüí a visitar a su esposa lo hacían con una tanqueta que abría paso «y toda la IV brigada» custodiándola, recuerda una de sus compañeras. Una vez Mauss recibió una carta manuscrita en que le pedían 10.000 dólares por dejar que ella lo llamara con más frecuencia y por aumentar el número de visitas. Enterados en el Institute penitenciario, decidieron trasladarla a la cárcel de Itagüí, la misma donde estaba Mauss. Como esta prisión no tiene pabellón de mujeres, improvisaron uno cerca del patio de su esposo y la llevaron junto con otras tres reclusas. Esto fue al final de su detención.

En EI Buen Pastor, lsabel solo tenía acceso al patio. Por estar catalogada como de máximo cuidado no le permitían ingresar en el teatro o en los talleres. Después de un tiempo le permitieron asistir a la misa de los sábados. lsabel es vegetariana. En la cárcel tuvo que acostumbrarse a comer arroz con fríjoles y a la poca carne que de vez en cuando les dan.

Cuando iban sus abogados le llevaban pizza que compartía con sus compañeras. Tenía un sentido del humor a toda prueba. Decía que su plato preferido era el «especial de huevo»: ensalada, papas, arroz y un huevo encima. No comía de noche. Una vez llegó una reclusa acusada de un robo menor en un almacén. Duró apenas dos semanas pero luego iba de visita con mucha frecuencia. "¿A qué se debe tanta visita?" le preguntó en una ocasión y la muchacha, nerviosa, lo confesó: "Me mandaron por su cabeza".

La esposa de Mauss alternaba la lectura y el deporte con el tejido. Lo hace a la perfección. Lo aprendió de niña. "Mi mamá decía que toda niña debe aprender muchos oficios para que así consiga un buen marido", recordaba ante sus compañeros. Le tenían un respeto profundo. Una vez dos reclusas se armaron de picos de botella para pelear. Ella quiso separarlas. Las demás le rogaban que no lo hiciera. Finalmente las ayudó a desistir. En otra ocasión jugaban voleibol y la bola cayó en el plato de una presa que amenazó con agredirlas y todas se espantaron. lsabel se le acercó y le dijo "¿Me va a pegar ahora o más tarde?".

Llegó a la cárcel bailando a brincos como bailan los europeos. Salió bailando son y porro. Tenía dos relojes: uno con la hora en Alemania, para suponer qué hacían sus hijos, y otro con la hora en Colombia. Sus tres hijos fueron su mayor preocupación. Uno tiene 14, otro 10 y otro seis años. En los primeros meses se sentía incapaz de hablar con ellos. Para los Mauss son su máxima prioridad. "Lo más importante para los hijos es darles amor y criarlos con disciplina", decía. "Por estar en la cárcel no debes echarte en un rincón. En todos los sitios hay cosas qué aprender y de todas las personas se aprende", solía decirles lsabel a sus compañeras.

Uno de los episodios que, de acuerdo con sus compañeras de presidio, más recuerda lsabel fue aquella vez en que llegó el director regional de Fiscalías de Medellín, Fernando Enrique Mancilla Silva, a su celda en El Buen Pastor. De entrada le llamó la atención que un fiscal regional se hiciera presente en una cárcel, hecho inusual en los procedimientos judiciales. Quienes conocían la oficina de Mancilla no tenían la mejor impresión. Les causaba sospecha el que estuviera llena de cuadros inmensos de mujeres desnudas. A esa actitud inquietante se sumaban las fallas que, a juicio de los abogados defensores, tenía la Fiscalía. No había ahondado en las versiones de los declarantes en el sentido de que sus primeros testimonios contra los Mauss fueron resultado de la presión del Gaula. La visita de Mancilla fue uno de los hechos más desconcertantes para lsabel, recuerdan algunas de sus compañeras.

AI salir de la cárcel dejó todo: el colchón ortopédico que le había llevado la embajada alemana, las cobijas, la almohada. Ya antes había regalado las botas que llevaba el día de su detención. Parece que se le ha vuelto costumbre regalar sus zapatos. En una oportunidad bajaban en campero por una trocha luego de entrevistarse con los jefes guerrilleros del ELN. A un lado había un abismo enorme y al otro lado un cerro áspero. El carro se enterró en un pantano. Todos tenían que empujarlo pero ella recibió un regaño de los guías cuando se dieron cuenta de que no tenía zapatos. "Se los había regalado a una guerrillera que se enamoró de ellos".

A veces la asaltaba la depresión. "¿De que se preocupa - le decían las demás reclusas - si usted tiene plata y la plata lo soluciona todo?". Entonces les replicaba con mucha energía que la plata no es importante por si sola. "La autoridad y el respeto se ganan palmo a palmo, sin dinero alguno", replicaba.

Pocos días después de estar recluida en la cárcel se pasó la mano por la cabeza y un ramillete de cabellos quedó en sus manos. Entonces se percató de que el pelo se le estaba cayendo de manera alarmante. Una compañera de prisión que sabía de peluquería le hizo algunos tratamientos que frenaron lo que iba a ser una calvicie segura.

Las religiones, solía decir, contienen un mensaje estructural fabuloso. Pero se han vuelto materialistas y si no es con estatuas e imágenes la gente no puede profesar su religión. lsabel se asombraba con las historias de los sicarios que se encomendaban a la Virgen y en nombre de ella cometían crímenes atroces. "Las guerras religiosas son las peores que hay", decía. "¿Peores aún que las guerras políticas?" le preguntaba una guerrillera que estaba condenada por rebelión. "Mil veces peores", respondía. El que ejerce violencia política tiene unos argumentos y hay que escucharlos. En las guerras religiosas es tal el fanatismo que quien mata lo hace por un dios. Y entonces habría que negociar con ese dios.

Cuando estalló la guerra de Kuwait el Gobierno alemán encargó a los Mauss de liberar a los rehenes alemanes que estaban en manos de las tropas de Hussein. Nadie quería medírsele a esa misión pero pronto ellos comprendieron que los invasores tenían unas razones y sólo querían que alguien los escuchara.

En su carrera como agentes civiles al servicio del Gobierno alemán han despertado muchas envidias en la inteligencia alemana formal».
En privado, los Mauss se enorgullecen de haber ayudado a capturar 2.000 delincuentes y de facilitar el desmantelamiento de unas cien organizaciones criminales. Por eso se sintieron en una película distinta cuando fueron capturados, por primera vez en sus vidas.

Ese día, mientras era trasladada a unos calabozos que el grupo antisecuestro de Antioquia tiene en Medellín, la señora lsabel se sintió inmensamente sola. "Necesitaba a alguien que me diera ánimo pero en los peores momentos de la vida uno siempre esta solo", le confesó después a una reclusa.

Werner Mauss, entre tanto, sólo tenía una preocupación: su esposa. Entendía que el Gobierno alemán los apoyaría en todo sentido, pero le preocupaba la suerte de lsabel. Eso lo mantenía mucho más inquieto que su escaso conocimiento del idioma español. No importaba. Se hizo entender con las manos, con gestos, con muecas. Los primeros en recibirlo en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí fueron los duros del cartel de Medellín. AI contrario de él que contaba las horas para salir del presidio, los antiguos lugartenientes de Pablo Escobar temen que el día que salgan de la cárcel ya están condenados a muerte.

Mauss es un hombre muy disciplinado. Desde el primer día se dedicó a organizar minuciosamente toda la información con sus abogados. No tenía paciencia, diría después, para oír música o leer. Sus días pasaban en dialogar con sus abogados y pensar en lsabel.

"Cómo no va a ser así si hemos pasado tantos años entre el amor, la vida y la muerte", se le oyó decir a Mauss en ese lujoso edificio de algún lugar de Bogotá en el que esperan, como si aún estuvieran presos, que la justicia de la última palabra sobre su caso.


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