Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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Entrevista: Queríamos salvar vidas


Semanal "Der Stern" del 28 de septiembre 2000

 

El antiguo agente secreto WERNER MAUSS sobre su misión en las negociaciones para la liberación de los rehenes alemanes en la isla filipina Jolo.
 
Stern: Sr. Mauss, el gobierno federal le reprocha el haberse inmiscuido entorpeciendo la liberación de los rehenes en Filipinas. ¿Qué opina de esta recriminación?


Mauss: Tras 35 años en mi oficio como agente secreto se tiene conexiones y contactos en todo el mundo. Por motivos puramente humanitarios, ofrecí mi ayuda por teléfono al miembro con más alto grado del grupo parlamentario SPD. Por eso, nos encontramos el 6 de mayo personalmente para una conversación. Después, con su conocimiento, comenzaron las pesquisas. Las conclusiones alcanzadas eran claras, y hubieran permitido ya en junio, según mis informaciones, lograr la liberación mediante negociaciones y seguramente sin necesidad de rescate de los rehenes. El diputado del SPD pidió al coordinador del servicio de inteligencia , Uhrlau, que me escuchara debido a la importancia de esta información. El gobierno alemán, sin embargo, como ha declarado en público ahora, ya había fijado la ruta por Líbia.


Stern: ¿Qué le llevó a intervenir en el asunto?


Mauss: Mi mujer y yo queríamos, como ciudadanos alemanes, mostrarnos responsables y por ello, hemos pasado cada vez las informaciones obtenidas al gobierno alemán, para tal vez salvar vidas. Si en una autopista uno niega la ayuda a un herido grave, aunque pudiese ayudar, sería omisión de auxilio. Queríamos hacerlo sin cobrar nada, por pura consideración humanitaria. Sólo pedimos una reposición de los gastos efectivos hechos. Por nuestro trabajo no esperábamos ninguna recompensa y tampoco recibimos nada hasta la fecha.


Stern: Usted actuó, según información del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cancillería Federal, en agosto antes de la liberación de Werner Wallerts. En un momento, eso dice el gobierno federal, en que la solución del secuestro era inminente. ¿Por qué?


Mauss: Aún no estaba resuelto. Sólo en la segunda mitad de agosto el gobierno libio, en conformidad con el gobierno alemán, puso a disposición un rescate millonario para los rebeldes, después que nuestro gobierno por su parte se negara a pagar ningún rescate. Durante nuestras pesquisas en mayo, averiguamos que los altos cargos con poder decisorio del MILF se encontraban fuera de Filipinas. Estos podían ser contactados y estaban dispuestos a resolver con el gobierno alemán el problema de secuestro de una forma política. Estas personas tenían también contactos en Europa. Nuestro plan era que comisionados de Alemania u otro gobierno europeo se encontransen con ellos. Si nos hubieran garantizado un salvoconducto para ellos, mi mujer y yo gracias a nuestros contactos podríamos haber acordado una reunión ya a finales de mayo en Berlín o cualquier otro lugar. Teníamos señales claras de que este procedimiento sería apoyado también por otros países asiáticos. Ya que el problema, del que fueron víctimas los rehenes, amenaza la estabilidad de toda la región. Nosotros intervinimos allí porque esperábamos poder ayudar a alcanzar la paz e una zona del mundo donde reina una gran desigualdad social y donde una minoría musulmana lucha con armas, apoyada por los países islámicos vecinos, para poder organizar sus vidas según sus propias convicciones.


Stern: Poco después de la liberación de Werner Wallerts, usted intentó intervenir. Su mujer habló por teléfono el 21 de agosto con Commander Robot. También se ofrecieron para establecer una conferencia simultánea entre el gobierno alemán, Commander Robot y los rehenes. ¿Por qué continuaron con las negociaciones en ese tiempo?


Mauss: Desde mayo fuimos contactados por nuestras fuentes y por los grupos secuestradores, poco después incluso por Commander Robot a través de mediadores. La información que nos llegaba la pasábamos de inmediato, mediante terceros, al gobierno alemán. Por ello, ellos sabían de nuestras conversaciones telefónicas. En diferentes conversaciones entre el 10 y el 12 de agosto el propio Commander Robot señaló personalmente que estaba interesado en una conferencia simultánea con interlocutores europeos. También estaba dispuesto a permitir que los rehenes hablasen con sus familiares. Por lo que sé, diputados del CDU y del CSU del Ministerio de Asuntos Exteriores y la Cancillería informaron de ello porque los miembros del gobierno del SPD rechazaron recibir mis informaciones en el posterior desarrollo del asunto. El gobierno alemán podría haber exigido en cualquier momento que yo desconectara los teléfonos a los que llamaban los grupos. Yo no quería asumir esa responsabilidad. Las llamadas del MILF dejaron de llegar sólo cuando Libia efectuó los pagos millonarios.


Stern: Diferentes políticos del CDU, CSU y SPD intercediron con empeño para que usted fuese encargado oficialmente. ¿Por qué?


Mauss: Porque estaban convencidos de la manera de proceder que propuse. Parece que los hechos hablaban por sí mismos.


Stern: Nosotros informamos que usted actuaba con el seudónimo "Sondermann". Esto, lamentablemente no era cierto - sorry. ¿Sabe entonces quién podría haber llamado bajo el seudónimo "Sondermann" a un representante de la BKA en Zamboanga, al agregado militar alemán o a la embajada alemana?
Mauss: Según las informaciones oficiales que poseo, toda esa historia es pura invención. De cualquier manera, está claro y lo he declarado bajo juramento que yo nunca, ni este año ni el anterior, llevé a cabo tales llamadas desde Filipinas, tampoco bajo el seudónimo Sondermann. También es falsa la afirmación de que yo me hubiera hecho pasar por el consejero particular del intermediario libio Azzarouk.


Stern: Los franceses y finlandeses se quejaron en Berlín de que los negociadores de los europeos se sintieron muy entorpecidos en su trabajo. Parece que tenían ciertos indicios de que los alemanes trataban de negociar a través de un segundo canal. ¿Puede decirnos algo al respecto?


Mauss: Que yo sepa no hubo tal tipo de quejas. Esta es la misma tontería que con el asunto Sondermann y otras afirmaciones falsas de Stern sobre las que quisera dejar en claro que, en el asunto de Filipinas, yo nunca trabajé en ningún momento con el antiguo coordinador del servicio de inteligencia y ministro Schmidbauer.




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